HISTORIAS DE ESPAÑA Y DINAMARCA – CAPÍTULO 4
Javier – Un comienzo nada fácil con un desenlace feliz.
Hoy os traemos una nueva Historia de España y Dinamarca, en esta ocasión se trata de una historia algo diferente, de alguien que tuvo que venir a Dinamarca por total necesidad y cuyos comienzos no fueron los más agradables o deseados, sino todo lo contrario.
Él mismo nos ha pedido ocultar su identidad, por lo que, aunque le llamemos Javier, no es este su verdadero nombre.
Por supuesto no lo hace porque se avergüence de su pasado, ya que es un gran luchador, sino porque en el mundo en el que se mueve en este momento, podría perjudicarle personalmente, esperamos lo comprendáis.
“O morir, o salir de España a buscar otras opciones.”
Quedamos con Javier en una cafetería en el centro y llegó, como siempre, con esa sonrisa que le caracteriza y esa sensación que algunas personas transmiten desde el primer momento de “ser buena persona”, alguien en quien se puede confiar. Le conocimos este año y desde el primer instante vemos en él una persona increíble, con enormes ganas de hacer cosas y de unir a otras buenas personas para crecer juntos.
Javier llegó a Copenhague hace 5 años, en el año 2013 con un claro objetivo: buscar trabajo. Javier había sido empresario durante unos 15 años en España, con otros socios y con éxito en su carrera, pero comenzaron a sufrir impagos provocados por la crisis, que hicieron que tuvieran que cerrar la empresa.
Según comenta Javier, “Cuando tienes una gran familia, eres autónomo y te quedas sin empleo, por desgracia en España no existen muchas ayudas para poder salir adelante.”
Al perderlo todo y no tener recursos para responder a las necesidades de la familia, Javier entra en una profunda depresión, lo cual además se ve potenciado por problemas de pareja con su entonces mujer. Esta situación, en un momento de lucidez dentro de su depresión, le hace tomar una drástica decisión, viendo que por su edad no podría tener posibilidades en España, con 53 años y habiendo tantos jóvenes desempleados, buscando empleo también.
Nos confiesa que la decisión radical sólo podía ir dirigida en dos direcciones: “O morir, o salir de España a buscar otras opciones.”
Por no sabe bien qué motivo, entendió o pensó que los países escandinavos ofrecían más posibilidades que otros en Europa y sin saber nada del país y sin hablar inglés, con 1000€ en el bolsillo, cogió un avión y se trasladó a Dinamarca.
¿Cómo fue esa llegada, Javier?
“Horrible, yo me envalentoné para venir, para salir del país y usé toda la adrenalina en este proyecto, aunque me asustaba. Por un lado, estaba la emoción del cambio y por otro el miedo al mismo. Llegué al aeropuerto y pensé: -Y ahora qué? Tenía 1000 € en el bolsillo y no podía quedarme sin dinero.
Viví en la calle los primeros meses, dormía donde podía, he dormido noches a 12 grados bajo cero, llegué en Septiembre pero en seguida llegó el invierno y fue de estos inviernos duros, de los que en la zona de donde soy, no hemos vivido nunca.
Una noche pensé que me moría. Pensé que era la última.
Me compré un buen abrigo, pero no se podía resistir el frío ni en el metro, ni en la estación, en ningún sitio, era horrible.”
Javier nos cuenta que estuvo así aproximadamente 2 meses, el puro invierno en la calle.
Pero racionó el dinero para las necesidades más imperantes. Un día, no sabe bien cómo pudo comunicarse, pero recuerda que entró a una iglesia (más tarde se enteró de que era la Catedral) pensando que allí le irían a ayudar.
Estaba el sacristán y le preguntó por algún lugar donde ayudaran a gente necesitada, no sabe cómo, pero le entendió y fue a dar con el Café Grace, un café para inmigrante y vagabundos, lo cual fue una experiencia hermosísima. Hasta entonces iba deambulando de biblioteca en biblioteca, preguntando por los bares si había trabajo y cuando cayó en el Café Grace, en la puerta había unos chicos y chicas jóvenes que recibían a la gente dándoles abrazos.
En palabras de Javier: “Aquello para mí fue una sensación increíble, porque cuando vives en la calle la gente te ignora completamente y ese momento me hizo sentir tan acogido y a gusto que pensé que tenía que hacer algo por ellos. Son voluntarios que hacen comida, limpian, hablan con la gente en este tipo de situaciones complicadas…. Fue una experiencia tan cálida, acogedora y desinteresada que me tocó el corazón y pensé que yo quería hacer eso también.”
Así que enseguida Javier se puso a ayudarles, se hizo voluntario y lo sigue siendo desde entonces, sobre todo en invierno cuando hay albergue de noche. Ahí fue donde Javier siente que fue el comienzo de su vida en Dinamarca. Ese momento en el que le recibieron con un abrazo fue como si alguien le estuviera recibiendo en el país, fue un punto de inflexión, hermoso y por eso respondió ayudando como pudo.
“Los dos primeros años en el país los pasé llorando cada día, echando de menos a mis hijos, ya que además había problemas con algunos de ellos, porque no comprendían mi decisión. Poco a poco se han ido solucionando, unos más que otros”
“Le debo mucho a Grace, si no lo hubiera descubierto….a lo mejor me hubiera quedado anclado en la calle y estaría mendigando.”
Cuéntanos Javier, ¿cómo evolucionaste a partir de ese momento?
“A partir de ahí me puse unas metas, hice un proyecto personal de búsqueda de trabajo y casa, para poder rehacer mi vida. Encontré mi primer empleo en el Café Grace gracias a Sofía que es una chica excepcional. Entonces pude conseguir mis papeles, trabajé limpiando el albergue de noche lo cual también me ayudó a encontrar alojamiento y dejar de vivir en la calle.
El plan de vida que me hice, se ha ido cumpliendo.
Mi deseo era trabajar en cocina porque me encanta, ya que no podía trabajar en lo que había hecho hasta entonces, quería al menos hacer algo que me gustara. He hecho cursos de cocina en danés y prácticas en cocinas, ya que estuve estudiando danés de forma intensiva, para poder trabajar. Estuve trabajando en limpieza en diferentes lugares y al entrar en el sistema, puedo decir que las cosas van bien.”
¿Qué haces ahora?
“Hago prácticas en la cocina de un Børnehave (Guardería infantil de 3 a 6 años) y soy super feliz. Ahora que he podido verlo de cerca, puedo decir que me encanta el sistema educativo del país, ver cómo hacen posible que los niños crezcan con tanta independencia.”
En este momento Javier trabaja realizando unas prácticas no remuneradas, con una jornada de 8 horas, 5 minutos de descanso y 20 minutos para comer. También cobra las ayudas económicas a las que tiene derecho como ciudadano por haber trabajado anteriormente.
Aunque ya nos has contado bastante al respecto, para ti,¿ qué fue lo más difícil al llegar?
“El frío y la soledad, que es abrumadora. Cuando sientes que no le importas a nadie, es algo tan profundo y doloroso…
Lo que necesitaba afectivamente lo recibía del Café Grace, aunque eso no quita los momentos horribles de soledad y de deseo de desintegrarme que he tenido en ocasiones.
Muchas veces, cuando veo a la gente que publica en Facebook sus experiencias difíciles al llegar al país, enseguida intento ayudarles, porque sé lo que es, sé el infierno en el que se puede entrar y se puede hasta perder el sentido de la vida. Puedes quedar en una muerte profunda del ser tan destructiva, que no tienes fuerza para hacer nada más.”
Por suerte Javier supo salir a tiempo de este sufrimiento.
Dentro de estas dificultades y duras experiencias, seguro que existe alguna anécdota graciosa que nos quieras contar.
“Con el idioma imagínate, a veces quieres decir una cosa y dices lo contrario o incluso alguna barbaridad. En un curso de cocina hice un postre con higos secos y tras hacerlo había que explicar lo que habíamos hecho, cuando lo hice dije lo habría preparado utilizando “dedos secos” (en Danés dedo se dice finger e higos se dice figner). Cuántas veces no habré dicho burradas y no lo sé!”
¿Cuál es tu idea de futuro?
“Mi deseo sería poder traerme a mis dos hijos pequeños, a los varones que están en plena adolescencia y toda la carga la lleva la madre. Me gustaría liberarla y por supuesto estar con ellos aquí. Pero de momento no gano suficiente para poder alquilar un piso con ellos, estoy en lista de espera de pisos de alquiler, esperando a ver si algún día sale algo que me permita traerlos. Creo que podrían tener muy buenas oportunidades en este país.”
¿Cómo de importante es saber moverse, cuando se viene a un país nuevo?
“Mucho, saber dar buenos pasos y conseguir entender el país y el sistema es muy necesario. No puedes sumirte en tu problema y esperar que te llegue el trabajo sólo.
En mi caso, a los dos días de estar aquí ya me conocía Copenhague entero. Pero a las dos semanas, tras entregar CV sin parar por toda la ciudad, se me bloquearon las piernas y no podía moverme! Fue otro de esos días horribles. Iba de camino a coger un autobús que me llevara al hospital y no pude subir del dolor que tenía. Ya no tenía dinero y no podía llamar un taxi. Fui a la policía que hay en la misma estación, a ver si podían ayudarme. Tardé en llegar dos horas arrastrándome por el suelo y además fui a dar con un agente grosero y maleducado. Hablaba algo de Español, pero no fue una suerte, me preguntó que qué hacía aquí y que para qué le contaba esa “película” a él. Le pregunté si podía llamarme una ambulancia o llevarme al hospital, pero me dijo que ellos no están para eso. No se apiadó de mí, a pesar de la lluvia torrencial que caía.
Esta situación me dio una gran vergüenza y comprendí cómo se pueden sentir tantas personas, por nuestros actos en ocasiones. Me dijo que si no tenía dinero me fuera a mi país.
Me quedé llorando en un rincón…
Pero de pronto aparecieron dos chicos de Senegal que habían vivido en Sevilla, a los cuales había conocido en el Café Grace hacía poco, y había quedado ese día para ayudarles a buscar trabajo. ¡Como sabían que iba a la estación y no llegaba a nuestra cita, se preocuparon y misteriosamente aparecieron allí! ¡No podía entender nada, ni creérmelo, pero vinieron a buscarme! Me cogieron en volandas y me llevaron al hospital caminando, un largo camino, pero llegamos.”
En ese momento Javier ya tenía la tarjeta sanitaria, pero anteriormente tuvo otra experiencia de urgencias a la cual, sin esa tarjeta, habría tenido que pagar de su bolsillo el dinero del médico. Por esto es tan importante cuando se viaja por Europa, hacerse la Tarjeta Sanitaria Europea (Tarjeta Azul), para poder estar cubierto por tu país, allá donde vayas.
¿Qué destacarías como lo mejor de Dinamarca?
“Al clima me he adaptado, casi lo prefiero al calor de Levante, el cual me sume en un estado semi-depresivo de cansancio. Prefiero el frío porque te recoges en casa y te activa a moverte.
Como positivo, me encanta cómo funciona el sistema, me gusta lo prácticos que son para las gestiones burocráticas, el pago con tarjeta, el mobilpay para el pago entre móviles y hacer todas las gestiones desde casa con tu ordenador.
Por otro lado me gusta ver como a los niños les potencian el trabajar en sociedad desde pequeños hasta la universidad, creando zonas y espacios para que se reúnan y hagan sus trabajos en equipo.
Desde pequeños les enseñan a vivir en sociedad y trabajar en democracia, aceptando la forma de pensar de las demás personas.
Me gusta ver cómo aquí la gente hace muchísimos voluntariados desde jóvenes, creo que en España no se valora tanto lo positivo de esto, se es más individualista buscando tu propio beneficio, sin darse cuenta del verdadero beneficio que esto supone. Aquí tengo la sensación de que a la gente le sale de dentro ayudar. Los voluntarios del Café Grace, por ejemplo, tiene todos una o dos carreras y hablan mínimo 3 idiomas y algunos hasta 6, incluso sin haber estado en los países aprendiéndolos.
Aquí no te instruyen para “ser el mejor” sino para ganar en vida.
Creo que cuando pides ayuda, entre los españoles suelen salir siempre excusas para no hacerlo.
El sistema tiene cosas negativas, claro, pero también tiene muchas positivas. Yo vivo a gusto y tras 5 años puedo decir que vivo ya como en mi casa.”
¿Qué consejo darías a esas personas que están valorando venir a vivir a Dinamarca?
“Es una decisión muy personal, salir de los tuyos indica sufrimiento al principio, pero si realmente la situación es difícil a nivel laboral, en Dinamarca se tienen oportunidades que desgraciadamente en nuestro país no se tienen. Me llama la atención que aquí hay mucha gente española, con mucha formación que, como no encuentra modo de trabajar, debe salir de España, eso me entristece por otro lado. Cada día hay gente nueva que llega a Dinamarca.”
Queremos agradecer a Javier el tiempo que nos dedicó, creemos que su historia es totalmente enriquecedora, así como emocionante. Esperamos que siempre sigas siendo como eres y ojalá contar tu historia pueda también ayudar o motivar a otras personas.
Esperamos que os haya gustado la historia de hoy.
Volveremos con nuevas historias interesantes de #España y #Dinamarca.
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Hasta pronto.